A nueve días de las votaciones, Estados Unidos se encuentra inmerso por un repunte de casos de COVID-19, que el sábado alcanzó un número récord diario de contagios por segundo día consecutivo, con cerca de 89.000 nuevos casos.
Marc Short, jefe de equipo del vicepresidente Mike Pence, al igual que otros altos funcionarios de gobierno, dio positivo a la prueba de COVID-19 el fin de semana. “El vicepresidente va a continuar con su agenda de viajes”, dijo a Fox News el vocero de la campaña republicana Tim Murtaugh.
“Él toma esto con mucha seriedad (…) la gente de su equipo está en cuarentena y confía en las mejores recomendaciones de la unidad médica de la Casa Blanca”.
Murtaugh criticó a Biden por su agenda ligera de campaña, diciendo que el candidato demócrata estaba “sintiendo el calor” y que “se tomó cinco o seis días libres” antes del último debate presidencial, realizado el jueves. “El presidente Trump ha logrado más en 47 meses que Joe Biden en 47 años de fracaso”, lanzó Murtaugh.
Los comentarios contrastaron con el ritmo acelerado que Trump, de 74 años, ha mantenido durante días, incluyendo las paradas previstas para el domingo en New Hampshire y Maine, mientras que Biden ha establecido un rumbo más cauteloso, hablando con menos frecuencia y a grupos más pequeños y con respeto del distanciamiento social impuesto por la pandemia.
Campañas contrastantes
Biden, de 77 años, planeaba el domingo participar en un concierto virtual “Yo votaré”. “Estamos haciendo una campaña increíblemente dura”, dijo al programa televisivo “Meet the Press” su subdirectora de campaña.
“La diferencia entre lo que estamos haciendo y lo que está haciendo Donald Trump”, afirmó Kate Bedingfield, es que “lo estamos haciendo de manera segura”. Casi 225.000 personas han muerto en Estados Unidos a causa de COVID-19, con mucho la cifra más alta del mundo.
Antes de las elecciones del 3 de noviembre, y con más de 57 millones de personas que ya han emitido su voto anticipadamente, ambas campañas se esfuerzan por presentar sus argumentos finales y ganarse a los pocos electores que aún están indecisos.
El sábado, un enérgico Biden y el expresidente Barack Obama acusaron a Trump de manejar mal la pandemia. “Donald Trump no va a protegernos a todos de repente. Ni siquiera puede tomar las medidas más elementales para protegerse a sí mismo”, dijo Obama refiriéndose a la hospitalización de Trump por COVID-19 hace tres semanas.
Pero el presidente se ha mantenido exuberante y ha buscado constantemente contagiar confianza a pesar de estar rezagado en las encuestas nacionales. Trump, que intenta desviar la atención de la pandemia hacia sus planes para la economía, dijo a sus partidarios en Carolina del Norte: “Esta elección es una elección entre una súper recuperación de Trump y una depresión de Biden”.
Incluso sugirió en un momento el sábado, en contra de casi todas las predicciones, que los republicanos podrían recuperar el control de la Cámara de Representantes.
Ello provocó una contundente réplica el domingo de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien le dijo a CNN que el comentario del presidente era “solo otro ejemplo de sus declaraciones delirantes”.
Encuestas sombrías para Trump
El presidente realizó tres mítines de campaña en un día el sábado mientras buscaba cerrar la brecha con Biden minimizando la gravedad de la crisis del coronavirus y quejándose de que los medios de comunicación estaban obsesionados con el problema.
La respuesta de Biden fue que el mandatario debería estar más preocupado por la crisis sanitaria. “Así es la presidencia de Donald Trump”, dijo Biden durante un drive-in el sábado en su natal Pensilvania, un estado clave para el resultado electoral.
“Donald Trump dijo, y sigue diciendo, que debemos aprender a convivir” con la pandemia. “No estamos aprendiendo a convivir con la pandemia. Nos está pidiendo que aprendamos a morir con ella”.
Biden ha mantenido una ventaja estable de alrededor de 10 puntos en las encuestas nacionales y una más estrecha en estados en disputa como Florida, que normalmente deciden al ganador de las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Pero tanto los republicanos como los demócratas desconfían de las encuestas después de la sorpresa que dio Trump en 2016 cuando derrotó a Hillary Clinton.
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