Estados Unidos impuso este martes sanciones a dos ex ministros libaneses por presunta corrupción y apoyo a la organización terrorista Hezbollah.
En el anuncio, el Departamento del Tesoro prometió aislar a la milicia y al partido político musulmán chiíta pro iraní. Puntualmente, la medida es contra el ex ministro de Finanzas, Ali Hassan Khalil, y el ex ministro de Transporte, Yusef Fenianos.
Khalil, parte del partido chiíta Amal, se desempeñó como ministro de Finanzas desde 2014 hasta abril de este año, cuando un nuevo gabinete tecnocrático asumió el poder en medio de protestas callejeras en las que fue acusado de soborno. El Departamento del Tesoro dijo que Khalil, quien también se ha desempeñado como ministro de Salud, ayudó a dirigir fondos a las instituciones de Hezbollah para evadir las sanciones estadounidenses.
Fenianos, según el Departamento del Tesoro, recibió “cientos de miles de dólares” de Hezbollah a cambio de favores políticos. Dijo que también proporcionó documentos sensibles a Hezbollah en un tribunal especial de la ONU que encontró a un miembro del movimiento culpable por el asesinato en 2005 del ex primer ministro Rafic Hariri.
“La corrupción ha proliferado en el Líbano y Hezbollah ha explotado el sistema político para difundir su influencia maligna”, dijo el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, en el comunicado sobre la decisión.
“Estados Unidos apoya el llamado de reforma del pueblo libanés, y usaremos todas las autoridades disponibles para promover la responsabilidad de los líderes libaneses que le han fallado a su pueblo”, dijo el secretario de Estado Mike Pompeo en un comunicado.
“Hezbollah depende del corrupto sistema político del Líbano para sobrevivir”, dijo Pompeo. “Cualquiera que ayude a promover los intereses políticos o económicos de Hezbollah está erosionando aún más lo que queda de una gobernanza eficaz y facilitando la financiación del terrorismo”.
La medida congela los activos estadounidenses de los dos incluidos ex funcionarios y, en general, prohíbe a los estadounidenses tratar con ellos. Aquellos que participan en ciertas transacciones con los ex funcionarios también corren el riesgo de sufrir sanciones secundarias, informó el Tesoro.
Quince años después del asesinato del primer ministro libanés, Rafik al-Hariri, Hezbollah se ha convertido en la potencia suprema en un país que ahora está colapsando bajo una serie de crisis devastadoras.
Con todo, la medida no alcanzó a ningún funcionario en actividad actualmente, en un país arrasado por la crisis económica y las secuelas de una explosión mortal en Beirut.
A fines del mes de agosto la administración del presidente Donald Trump difundió que le preocupaba que la ayuda humanitaria para el Líbano termine en manos de Hezbollah si se envía directamente al Gobierno nacional.
Estados Unidos y otros países han enviado alimentos y suministros médicos de emergencia al Líbano para ayudar al país por la explosión ocurrida a principios de este mes que arrasó gran parte del centro de Beirut. Sin embargo, funcionarios de Washington se mostraron inflexibles sobre el uso de canales alternativos por temor a que sus contribuciones sean utilizado por el grupo, que forma parte del gobierno libanés y que fue definido como organización terrorista por EEUU.
Los funcionarios estadounidenses están particularmente preocupados porque el papel de Hezbollah en un gobierno plagado de corrupción signifique que el grupo, respaldado por Irán, se beneficie de los suministros humanitarios y el financiamiento financiado por los contribuyentes estadounidenses.
Designado como grupo terrorista extranjero por Estados Unidos en 1997, Hezbollah ha sido durante mucho tiempo un objetivo principal de las sanciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que lo acusa de ser responsable de atentados mortales contra Estados Unidos y sus aliados.
Con información de AFP y Reuters
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