Jean-Pierre Door, diputado del departamento de Loiret de donde procedía Julienne, del que era un buen amigo, confirmó la muerte con un mensaje en su cuenta de Twitter en el que le rindió homenaje aludiendo a «recuerdos mágicos que no se olvidan».
Nacido en la localidad de Cepoy, en abril de 1930, trabajó en cientos de producciones cinematográficas con grandes actores como Jean-Paul Belmondo, Alain Delon y Harrison Ford, así como con Sean Connery y Roger Moore en James Bond.
Antes de dedicarse al séptimo arte, había empezado su carrera profesional como camionero en la empresa de su padre al terminar su servicio militar. Simultáneamente, participaba en competiciones de motocicletas: fue campeón de Francia de motocross en 1957 y participó en carreras internacionales defendiendo los colores de Francia.
Con 34 años, por una suma de casualidades -el director André Hunebelle buscaba motoristas-, empezó sus colaboraciones cinematográficas en «Fantomas» (1964), con Louis de Funès y Jean Marais.
Allí conoció a una leyenda entre los especialistas, Gil Delamare, con el que trabajó durante tres años hasta que murió en 1966, precisamente en un rodaje.
Con el éxito de «La Grande Vadrouille» (1966), en la fue el responsable de las persecuciones automovilísticas, su fama creció y encadenó rodajes con grandes nombres del cine francés y europeo como Gérard Oury, Georges Lautner, Claude Lelouch, François Truffaut, Herni Verneuil o Sergio Leone.
En paralelo, trabajó en series de televisión, en la publicidad e incluso la justicia pidió su asistencia para la reconstrucción de algunas escenas de delito. Además, en 1979 participó en una serie de pruebas de choques para demostrar, para el organismo responsable del tráfico en Francia, la eficacia de los cinturones de seguridad en caso de accidente.
Su carrera dio un nuevo giro en 1978 cuando le llegó una petición para la duodécima edición de James Bond, entonces con Roger Moore. Asistió al famoso espía británico también en las cinco siguientes, hasta 1995.
Su experiencia en «Taxi 2», rodada en 1999, fue, probablemente, el episodio más negro de su carrera por la muerte de un cámara, un hecho por el que fue llevado a juicio. En primera instancia, fue condenado, aunque el Tribunal Supremo lo acabó eximiendo de pena.
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